domingo, 16 de octubre de 2011

Destinos

Allí estaba ella. Un poco alejada, seguramente intimidada por la situación.

Majestuosa, toda vestida de rojo, atrae todas las miradas.
Algunos se ven primero desnudarla para luego deleitarse de su exquisito sabor.
Yo, en cambio, sueño con hacerla mía en su vestido rojo pasión.
Su tacto, infinitamente delicado y su redondez apetitosa
la convierten en una maravilla para los sentidos.

Un instante.
Regresa a su pasado.
Al tiempo en que solía mecerse suavemente en el árbol que la había visto venir al mundo;
que la había visto estremecerse cuando el viento soplaba del norte.
Había crecido y madurado en la calidez acariciante de sus hojas y de sus ramas,
que le habían ofrecido la protección de una madre.
Con el pasar del tiempo, se había vuelto cada vez más bella,
cuando un día llegó la hora de partir hacia el occidente.

Allí estaba ella. A la espera de su destino, su razón de ser.

Su rojo resplandeciente,
ligeramente salpicado de minúsculos puntitos blanco
apenas visibles en la intimidad del encuentro,
era su gran orgullo y hacía salivar a más de uno.

Cuando la elegí, o quizá ella fue
quién me eligió a mí.
supe que embriagaría mis papilas,
largo tiempo privadas de este delicioso néctar fuji,
con su inigualable sabor dulce.

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*fuji : variedad de manzana originaria de Japón

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