jueves, 1 de enero de 2009

Esculpiendo recuerdos

Foto © Sonia Ferreira

Entonces era una niña. De mi, la gente decía que era callada, demasiado callada. Solamente años después se supo que mi silencio era la consecuencia de mi sordera.
La detectaron tarde: “es tan callada, cómo hubiéramos podido darnos cuenta? Pensábamos que así era su carácter…”
La casa que me vio crecer, que acompañó mis pasos, todavía existe. Cuando me recibe abre sus brazos y me abraza de recuerdos.

Mamá, después de la muerte de papá, se rehusaba a ir a misa. Estaba resentida con Dios, decía. Tardó años en perdonárselo. Sin embargo, los domingos nos enviaba, mi hermana y yo, a la misa. Quizá nos enviaba en su nombre.
Recuerdo esos domingos. Veo a mi mamá, una sonrisa dulce pintada en su rostro, que se atareaba en la preparación de las tradicionales papas fritas domingueras.

La casa, sin ser un rancho, albergaba muchos animales. Dos bueyes, dos puercos, unas diez gallinas, dos gallos, Bill, el perro de mi papá, y, al menos unos cuatro gatos.
Todos tienen su historia. Algunas son un poco espantosas, como aquella vez en que uno de los bueyes cargando el carretón donde íbamos mi hermanita y yo de repente pierde el control y casi nos hace caer en un pozo si no fuera por la increíble sangre fría de mi mamá delante tal situación. Otras, son tristes, y aún hoy con tan solo recordarlas mis ojos se llenan de lágrimas: a Bill, el hermoso pastor alemán de mi papá, le dio por morder a la gente, los vecinos se quejaban de lo peligroso que era y mi mamá no tuvo otro remedio que llevarlo “con alguien”. Yo no entendía porque se iba Bill, solamente más tarde supe que “ese alguien” tenía como misión matarlo.
Luego, están episodios más divertidos, insólitos. A mi hermana y a mi nos dio por querer casar a nuestros gatos! Lo organizamos todo, una verdadera boda entre Doçuras, el gato y Caricias, la gata. A Caricias le confeccionamos un hermoso vestido y Doçuras tuvo un moño. Hasta se preparó una comida en honor de la unión gatuna!

Mi mamá, nos observaba de una mirada divertida y nos dejaba en nuestro mundo donde el único límite era nuestra imaginación!
Imaginación que un buen día nos llevó a tomar una construcción de madera en forma de cabaña donde se ponía a secar la paja, por nuestra nueva casa!

A esos recuerdos, delicias de la infancia, me acurruco cuando no estoy, cuando no están.

12 comentarios:

Esteban dijo...

Que vonito recordar la niñez, yo vivo en un rancho como vosotros lo llamais por haí, aquí se llama cortijo.
Un beso.

Tony Amesty dijo...

Que bonita historia la de tu vida.

un saludo

Shanok dijo...

ninita; me gusta esta apertura que haces; como dando una pauta; estoy conmovido; y eso de casar gatos; que locura eh;;;

beijinhos

La sonrisa de Hiperion dijo...

"A esos recuerdos, delicias de la infancia, me acurruco cuando no estoy, cuando no están."

En muchas ocasiones, los recuerdos son el elixir que nos resfresca... que nos hace mirar hacia atrás, pero con una sonrisa en la boca.
Un beso guapa!

Queiles dijo...

Los recuerdos de la infancia nos suelen dar luz y nos envuelven de satisfacción.
Besos

Blusa Transparente dijo...

Hola ¿cómo va la vida?

Yo aquí volviendo, despacio, pero volviendo.

Cariños

Anónimo dijo...

Hermosos y tibios recuerdos que endulzan el corazón .

Te dejo un beso y un sentimiento .

Angel dijo...

A mi me ha gustado tu post, este y otros anteriores. A mi perro - con el que me llevo el blog mío, que no es mío, que también es del perro-, también le ha gustado. Tiene ese estilo que tanto me agrada de la literatura que se hace en América.

Un saludo

Manuel dijo...

Este escrito está bellísimo, mi querida amiga... Lo leo y te imagino con un rostro dulce e infantil orquestando tu infancia, dibujando tus primeros alientos de vida.... Te veo en la misa con tu madre, mirando de reojo la sartén con papas domingueras, llorando por Bill y casando tus gatos... y no puedo sentir otra cosa que ganas de saber más de tu infancia portuguesa... me encantaría que lo siguieras escribiendo y nos dibujaras tus sonrisas primigenias... Un besito grande desde Chile!

J.Mares dijo...

Hola linda: es un buen retrato de tu infancia donde los momentos tristes dan paso a dulzuras que emergen de tu creativa escritura! Enhorabuena por escribir tan apasionadamente. Besote, Javi

J.Mares dijo...

Hola Sonita, ¿Por dónde andas? Echo de menos tus letras, besote. Javi

Cláudia Roberta dijo...

Hellooooooooooooooo...how long!!!
Como você está bonita! O que é testaruda?

Saudades!
Clau