El otoño azul acababa de llegar y Zoé no podía esperar para tejer su manta otoñal con los miles de colores que había tomado prestados al arcoíris en aquellos días que no se decidían por sol o por lluvia.
También había enfrascado algunos hilos de
luna de plata que mezcló con el aroma de las estrellas engastadas en diamantes.
Llevó su tesoro al rinconcito de nubes, árboles y pajaritos que abrigaba sus sueños hechos de ovillos de lana muy suaves.
De su frasquito mágico, tomaría
una pizca de hilos de luna y de aroma de estrellas con los que cubriría los
besos dulces de mamá y de papá que había estado guardando con mucho empeño en
un sobre dorado salpicado de mariposas blancas pintadas en relieve.
Dispuso todo el material almacenado en medio de la habitación y puso manos a la obra, sentada sobre sus rodillas. Cosió los colores, los besos y se
arrulló feliz en su zarape espolvoreado de amor y magia.
4 comentarios:
Ya ves linda!
Ambas pululamos entre colores, no podría ser de otra manera ¿verdad?
besos
El mundo es muchísimo más bello lleno de colores mi estimada Ardilla!
Que hermosas melodias plasmadas en poesia literaria mi princesita... Je t'aime
Es hermoso recordar que yo también soñaba... ahora puedo ver, el otoño azul...
Hermoso.
Anna B.
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