lunes, 24 de noviembre de 2008

Pablo y el gatito

Pablo no se dejaba fácilmente conmover. Era, se puede decir, apático. No le gustaba relacionarse con la demás gente. Si recibía unos buenos días junto con una sonrisa apenas farfullaba un ininteligible buenos días y nunca devolvía la sonrisa.
La guardaba celosamente. Lo sé, porque el otro día le sorprendí sonriendo. Llevaba ya casi un año pasando delante de su tienda y nunca mi alegre saludo había recibido más que una mirada vidriosa y un par de palabras balbuceadas que yo adivinaba ser la respuesta a mi buenos días.
Tenía una papelería. Ahí pasaba sus días, ora sentado, ora de pie, tratando de callar las horas del reloj. La gente iba y venía y Pablo nunca se quitaba la desilusión de su rostro. Un buen día su apatía llegó a un extremo que muchos desaprobaron, burlaron ó, simplemente ignoraron: colgó un letrero, escrito de una mano torpe que decía:

Estaba claro que su único contacto con la gente se reduciría al acto de venta de uno que otro artículo de papelería, y que no deseaba otro.
Pero, como les decía, yo vi a Pablo sonreír. Sonreía dulcemente, y en su mirada se había encendido una chispa de ternura. No pude identificar prontamente el objeto de su cambio radical. Busqué con curiosidad lo que había causado tan inesperado rostro.
Un gatito. Un gatito gris, juguetón, había logrado lo que ninguna persona hasta ahora había siquiera imaginado algún día ver en el rostro de Pablo.
Cuando volví a pasar por la papelería los dos dormían, apacibles. Pablo, recostado en su sillón dormitaba y en su pecho estaba el gatito arrullado, ronroneando en su dulce sueño. Me fijé una vez más en el rostro de Pablo dónde se pintaba una ligera sonrisa.

12 comentarios:

Shanok dijo...

me encanta esta historia; Pablo, sin duda es un nombre adoc, siempre creo que las personas se pueden esconder tras mascaras, de malhumorados; enojados; infelices talvez, pero la mas minima prueba de amor hacia ellos les arranca una sonrisa.... un gatito jugeton en sus piernas al menos; hara que pablo pueda sonreir para EL en su casa.

besito:

Inés dijo...

Gracias por tu visita, me ha hecho mucha ilusión.
Me llevo tu link para seguir leyendote.

...Miles de sonrisas para ti

* me ha gustado mucho lo que has escrito, muy tierno y dulce.

Queiles dijo...

Todo el mundo tiene su corazoncito, solo hace falta algo que lo haga aflorar.
Besos

Tristancio dijo...

Pablo podría compartir el gato con Emilia y Bernardo, a lo mejor así podrían compartir también una sonrisa...

A veces, muchas veces, los animales nos descubren la sonrisa y ternura que los humanos han hecho desaparecer.

Un abrazo.-

el piano huérfano dijo...

las mascaras, las mascaras que nos acompañan despues de un duro golpe hay que saber como llegar a la persona eso es todo, y ese todo es tan dificil.

un abrazo

Anónimo dijo...

Hermoso relato .

Te dejo un beso y un sentimiento

Jesús David dijo...

Le dieron un premio a INES yo te daria uno a vos por lo bella que sos.
Si es una declaración, a la distancia pero sabelo, sos un sueño.
Salu2.

Mi MADRE es mi PATRIA y mi NOVIA es mi BANDERA.

La sonrisa de Hiperion dijo...

"Cuando volví a pasar por la papelería los dos dormían, apacibles. Pablo, recostado en su sillón dormitaba y en su pecho estaba el gatito arrullado,"

Los cmpañeros de fatigas suelen dormir en el mismo colchón. Resulta más cómodo llevar el sueño compartido.
Un beso!

Mónica Sánchez Escuer dijo...

Los animales son una encantadora compañía. Bonita historia. Un saludo

Manuel dijo...

Wow me encantan los cambios que producen los animales, la dulzura a la que apelan, el costado dócil que nos hacen desnudar... Imagino los ronroneos del gatito y a Pablo sucumbiendo al ruido íntimo y monocorde, a los rasguños cómplices y tenues, al pelaje terso, a la suavidad felina.

el piano huérfano dijo...

Tierno y dulce que la sonrisa es la clave de todo

gracias por tus visitas, eres un encanto.

te sigo..

Tony Amesty dijo...

Pablo tuvo un reencuentro a traves de ese gato con su niñez, y por lo que se ve fue feliz.

Muchos gatos para todos.